El embalaje sostenible se refiere a un formato de embalaje guiado por el concepto de desarrollo sostenible, que minimiza su impacto ambiental y promueve el reciclaje de recursos mediante la optimización del diseño, la selección de materiales y la gestión del ciclo de vida. Su objetivo principal es lograr un equilibrio entre los beneficios ambientales, económicos y sociales a lo largo de todo el ciclo de vida del embalaje, incluyendo etapas como la recolección de materias primas, la producción, el uso y la eliminación de residuos. Los principios clave de los envases sostenibles incluyen Reducir, Reutilizar, Reciclar y Degradar, conocidos como el principio 3R1D. Esto significa que, en la fase de diseño, se debe priorizar la reducción del consumo de materiales, el uso de materiales renovables o reciclables (como papel reciclado y plásticos biodegradables) y garantizar que los envases se degraden de forma segura o ingresen al sistema de reciclaje tras su eliminación, evitando así la contaminación ambiental. Por ejemplo, se puede adoptar un diseño ligero para reducir el uso de materiales o utilizar un solo material para facilitar su reciclaje. En comparación con los envases tradicionales, los envases sostenibles priorizan el control de la carga ambiental a lo largo de todo su ciclo de vida. Los envases tradicionales suelen utilizar plásticos no degradables, que pueden causar contaminación ambiental a largo plazo. Los envases sostenibles reducen el consumo de energía y el daño ecológico mediante procesos de producción limpios, métodos reutilizables (como las cajas rotativas) y sistemas de reciclaje de residuos. Esta transformación no solo reduce los vertederos y las emisiones de carbono, sino que también se ajusta al modelo de desarrollo intensivo de reciclaje de recursos.